domingo, 19 de octubre de 2008

EL DIA QUE LIMPIAMOS EL ACONCAGUA

EL DIA QUE LIMPIAMOS EL ACONCAGUA





















EL DIA QUE LIMPIAMOS EL ACONCAGUA


“Los obstáculos son las cosas terribles que vemos cuando quitamos nuestra vista de la meta” Benjamín Franklin






Un mensaje personal:
Cualquier proyecto es realizable.....


Dedicado:
A los más de 120 veinte montañistas, algunos anónimos, que limpiaron una montaña que aunque no era de ellos, tampoco la habían ensuciado. Resaltando el espíritu que los impulsó ya que ninguno de ellos, antes, durante y después de la limpieza, aún bajo las más adversas y dificultosas circunstancias de altura y frío, anidó ese pensamiento.









Demostraron que hay gente siempre dispuesta cuando aparecen objetivos valiosos y dignos de ser realizados y que el único afán que los impulsa es la satisfacción de demostrar que cumplirlos, sobre todo si dejan rédito para el planeta, es posible.




UPAME, UNA TANGIBLE REALIDAD...

Un poco de historia:
En América durante varios años especialmente desde 1968 se comenzaron a hacer esfuerzos por lograr una unión entre las instituciones del continente que practicaban las actividades de montaña. Los mismos, por una serie de factores, no llegaban a concretarse.
Tras varios intentos, basados en las experiencias que a nivel nacional algunos países obtenían en encuentros de camaradería local americana, y tras un audaz compromiso, durante el año 1975 luego de los Juegos Panamericanos de México, se estableció la realización de un Encuentro Internacional de Montañismo en Chile, para el próximo mes de Marzo del año siguiente.

Fue así que reunidos en Santiago de Chile durante los primeros días de Marzo de 1976 las delegaciones de Argentina, Bolivia, Ecuador, México, Perú y Venezuela y con la invalorable participación de un enviado de la Federación Española de Montañismo se creó la UNION PANAMERICANA DE ASOCIACIONES DE MONTAÑISMO –U.P.A.M. – firmándose una declaración de principios donde se determinaba que este organismo agrupaba a las instituciones rectoras del montañismo de los países de América, y que tendría como objetivo la difusión, promoción y reglamentación de las actividades de montaña...
Había nacido el 8 de Marzo de 1976 la UPAME y su primer presidente fue el Sr. Hernan Berti de Chile. Admirable persona, motor de incontables proyectos en relación al montañismo.
Poco a poco se fueron incorporando otros países americanos a esta novel institución. Pero a pesar de la realización de cursos de instructores y de seminarios no era fácil la presencia de los países integrantes ni la concreción de asambleas.
Las vicisitudes no eran pocas. Se extendían invitaciones a todas las instituciones de los países para integrarse. Con no mucho éxito, ya que algunas prácticamente no funcionaban, otras desaparecían y las menos nacían.
La labor de la UPAME era difícil, considerando las extensas distancias, la demora de las comunicaciones, limitaciones económicas, la falta de transmisión de políticas y objetivos en las nuevas comisiones directivas que el tiempo imponía en los organismos miembros y el no pago de las membresías.
Así fueron pasando los años sin mayores o significativas acciones.
Pero el interés de los montañistas americanos por unirse fue mayor a los impedimentos que surgían y se determinó la realización de una Asamblea General Ordinaria a celebrarse en la Federación de Andinismo de Chile y en el refugio del Club Andino de Chile en Lagunillas, desde el 12 al 16 de Abril del año 1990.
Estuvieron presentes delegados de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, México y Perú y como principal premisa en los acuerdos que se obtuvieran era la de concretar realidades y no dejar ninguna buena intención pendiente.
Se formaron así, para reforzar el funcionamiento de la UPAM, comisiones en cada país de tipo permanente y con la finalidad de mantener constante comunicación entre la Comisión Directiva y las Comisiones de Trabajo que también se formaban, como la de Expediciones, Protección del Medio Ambiente Andino, Rescate, Capacitación, Escalada y Medicina de Altura.
Se fijaron realizaciones de seminarios de rescate, expediciones conjuntas, cursos para guías e instructores y el tal vez más importante evento: La “operación limpieza” del monte Aconcagua.
Todo eso y mucho más se realizaría. La UPAM había comenzado a marchar con más aire. El tiempo transcurrido y lo realizado hasta este año 1998, que incluye el ingreso a la UIAA, sólo reflejan los excelentes resultados obtenidos por las instituciones de montañismo de América a través de su organización.
Esto es otra historia, tal vez larga, completamente llena de hitos y de futuro. Pero ahora nos abocaremos a la parte que nos interesa.

UN OBJETIVO APARENTEMENTE IMPOSIBLE...

Hacia Lagunillas:
Corría Abril de 1990. En mi automóvil me encontraba atravesando la cordillera de los Andes en dirección a Santiago de Chile. Iba a representar a Argentina en la convocatoria que había realizado la Federación de Andinismo de Chile, que cobijaba en su seno a la UPAM, a los efectos de realizar una importante reunión de este organismo interamericano que potenciara y proyectara sus actividades.
Pronto la Federación de Andinismo de Chile me envió un fax de fecha 30 de Marzo de 1990 celebrando la concurrencia y remitiendo la tabla de trabajo.
Días después recibí otro donde se me solicitaba llevara, para tratar en la reunión de ecología a realizarse en la tercer sesión, un proyecto para limpiar de desperdicios las rutas de acceso al Aconcagua y la posibilidad de realizar dicha empresa. La convocatoria había sido muy clara y precisa, y tenía muy pocos días para realizar el trabajo.
Comienzo de inmediato haciendo un alto en mis obligaciones normales. Al Aconcagua lo había escalado en Enero de 1986 por su ruta normal y luego en 1989 por la ruta del Glaciar de los Polacos, por lo que era conocedor de su geografía. Pero era muy poco el tiempo que tenía para concretar la realización de un importante proyecto como el que tenía que presentar.
Por fin logré terminarlo el día 11 de Abril y pocas horas antes de partir para la reunión, no sin mucho trabajo, esfuerzo y dedicación.
El proyecto, que incluía el informe de trabajos, analizaba esencialmente dos diferentes situaciones: La primera retirar la basura existente, que se fue depositando prácticamente a lo largo de casi 100 años de ascensiones, con muy pocos trabajos de evacuación de la misma, y la segunda que era dejar instaurado un sistema de evacuación permanente de residuos.
Se habían determinado los focos y cantidades aproximadas (luego vimos que había sido optimista) de residuos que había en Horcones, bella laguna al inicio del ingreso al valle del mismo nombre, en Confluencia, en Plaza Francia, en Plaza de Mulas a 4.200 m, en Nido de Cóndores a 5.100 m y en Berlín a casi 6.000 m .
Informaba que no la podíamos enterrar, ya que por la altura y el frío no degradaba en términos normales y que tampoco se la podía quemar, por lo que había que bajarla. Para ello las formas serían con mulas, con personas en labor tipo hormiga, y con helicópteros, o complementando estas maneras entre sí. Pero esto significaba costos, que también se estudiaron e incluían el de las mulas por día, comidas de los voluntarios, el de los helicópteros –que asustaba por su importancia- pero no concluía ahí, ya que también había que considerar las bolsas para guardar la basura, guantes, picos, palas, máscaras, y un sinfín de detalles menores que también se presentaban.
Luego un punto de concentración de la basura cerca de la ruta, a unos 40 km de la falda del Aconcagua, desde donde podría ser recolectada en camiones para transportarla a un basural existente en Uspallata, a casi 80 km.
La fecha del operativo sería en la primera quincena de enero de 1991, por ser climatológicamente la más conveniente aunque en la zona del Aconcagua no es posible hacer predicciones certeras ni firmes y a que faltaban aún más de 8 meses, lo que permitía un grado de organización bastante aceptable amén de coincidir en esta parte del hemisferio con la época de vacaciones y era precisamente la zona que supondría aportaría la mayor cantidad de voluntarios por la cercanía de la montaña.
Se proponía en el proyecto dividir los participantes en varios grupos que operarían en diferentes lugares y a medida que concluían ayudarían a los que aún no lo hacían.
En una segunda parte se contemplaba la posibilidad de instalar basureros especiales, en forma estratégica y que pudiesen ser retirados periódicamente o al final de la temporada y ser nuevamente instalados, como también letrinas de tipo móvil sobre pozos con sifón con dos habitáculos, en los lugares clave de concentración de andinistas, que también se podrían desmantelar y trasladar previo tratamiento con cal del pozo utilizado. Esto también suponía un estudio de costos que había ascendido a varios miles de dólares.

Estos análisis y varias ideas más que se iban hilvanando durante mi viaje lograban que el tiempo transcurriera casi sin darme cuenta. Pronto llegué a Puente del Inca, y un poco más allá al encontrarme en la entrada del valle de Horcones pude contemplar la tremenda majestuosidad del Aconcagua que sobresalía con su masa y cumbres al fondo del horizonte y sólo recortado por el cielo azul.
La idea de su limpieza me hizo temblar más que si me ocurriese de nuevo volver a subirlo por el Glaciar de los Polacos. ¿No estaríamos acariciando un proyecto ciclópeo?

En la IV Asamblea UPAM.
El día 13 de Abril comenzaron las sesiones. Se trataron las memorias, se consideraron balances y pudimos asistir a la excelente conferencia del Dr. Juan Grau sobre “El montañero frente a la Ecología”.
Luego el traslado hacia Lagunillas, hermoso refugio de montaña ubicado en la cordillera de los Andes, en el cajón del Maipo, donde en la serenidad que imponían la altura y las cumbres circundantes se hacía más fácil analizar los temas del andinismo americano.
Varias reuniones más, presentaciones, consideraciones, análisis, determinación de procedimientos, de seminarios de rescate y salvataje y por fin el día 15 de Abril se inicia con el tema de Defensa y Preservación de las Montañas.
Se analiza que a nivel mundial el objetivo de las expediciones es en primera instancia el Himalaya, el Aconcagua, la Patagonia, el Ojos del Salado y las demás montañas del continente.
Todo ello deja un cúmulo de basura, en un joven continente donde pareciera no existiera preocupación en cuanto al control de la contaminación.
Me toca exponer. Reconsidero lo expuesto y no puedo dejar de manifestar, por haberlo experimentado que aún cuando nosotros hacemos culto de las costumbres de los habitantes del hemisferio norte, ellos cuando están en nuestras montañas no guardan los mismos hábitos de limpieza de los que hacen gala en sus respectivos países, constituyéndose junto con los malos ejemplos continentales en los que más basura dejan abandonada, y todo ello garantizado por la falta de controles en nuestros países.
A continuación se trató el informe del proyecto de limpieza, luego todas las preguntas y consultas relativas al mismo y luego de considerar las opiniones se acuerda redactar lo que sería la primera declaración ecológica de la UPAM, la Declaración de Lagunillas, punto de partida para todos los proyectos de ecología de los próximos 8 años siguientes.
Juntamente con Hernán Berti y Humberto Espinosa, (Chile), y Victor Hugo Ordonez (Bolivia) procedemos a redactar la Declaración de Lagunillas, que sería sometido a la Asamblea.
El fin de la Declaración de Lagunillas fue exponer a nuestro andinismo y a la U.I.AA. UNIÓN INTERNACIONAL DE ASOCIACIONES DE ALPINISMO, los problemas ecológicos que están afectando a las montañas andinas.

Declaración de Lagunillas:
“Las asociaciones y Federaciones de Montaña de los países americanos reunidas en la IV Asamblea de la “Unión Panamericana de Asociaciones de Montañismo” U.P.A.M. han acordado:
Considerando:
Que es necesaria la protección del medio ambiente de los ecosistemas andinos, y habida cuenta de que las expediciones extranjeras a nuestras montañas, ocasionan contaminación del ecosistema por los desechos y desperdicios dejados en ellos, que han llegado a condiciones alarmantes, se acuerda:
1° Realizar la Expedición Ecológica de limpieza de desperdicios acumulados en el Monte Aconcagua, tomado éste como símbolo por ser la montaña más alta de América, que se llevará a efecto en el mes de enero de 1991, auspiciado por la Unión Panamericana de Asociaciones de Montañismo, organizado por la Asociación Mendocina de Andinismo y bajo la supervisión del Gobierno de Mendoza.
2° Enviar a la U.I.A.A. los antecedentes y denuncias recopiladas en relación con el uso y abuso de la montaña, por falta de conciencia ecológica por parte de quienes conforman las expediciones internacionales.
3° Invitar a los miembros de la U.I.A.A. a la Expedición Ecológica mencionada en el número uno de esta declaración, para que tomen nota de los problemas que se están produciendo.
4° Oficiar a todos los organismos nacionales e internacionales relacionados con educación, ecología, turismo, deporte y la protección del medio ambiente y a los medios de comunicación, para motivar en la opinión pública el conocimiento y la protección del ecosistema de montaña.
5° Promover en cada país la creación de una Liga de Defensa del Medio Ambiente Andino, integrada por organismos no gubernamentales.
6° La IV Asamblea de la U.P.A.M. efectuada en Lagunillas, Chile, acuerda fijar para el mes de Enero de 1991 la realización de la PRIMERA CONFERENCIA INTERNACIONAL DE PROTECCIÓN Y DIFUSIÓN DEL MEDIO AMBIENTE ANDINO, aprovechando la asistencia a las actividades señaladas en el punto uno de esta declaración. Se tratará que los acuerdos que se tomen, sean difundidos a nivel mundial para iguales fines, con todas las montañas del mundo.
7° En los puntos anteriormente indicados se solicitará el apoyo y colaboración de la U.I.A.A.
Finalmente, por acuerdo de la IV Asamblea de la U.P.A.M. esta declaración será difundida a nivel mundial.

Se había institucionalizado la ecología de los ecosistemas de montaña americanos. Un gran paso se había logrado con el consenso de la problemática de la basura en nuestras montañas, la necesidad de limpiarlas y la de trasmitir información donde se hiciera necesario para evitar que el problema subsistiera y se desarrollara una cultura al respecto.
Pero dentro de todo ese optimismo no dejaba de considerar la gran empresa que tenía por delante, y para colmo había sido nombrado presidente de la recién creada Comisión de Protección del Medio Ambiente Andino, llamada familiarmente Comisión de Ecología.
Empezaba otra historia, y que historia...


EL DÍA QUE LIMPIAMOS EL ACONCAGUA...




El Aconcagua, con sus 6.962 metros sobre el nivel del mar es la montaña más alta de Occidente. Se encuentra en la República Argentina dentro de la provincia de Mendoza, en el marco del Parque Provincial Aconcagua.



Este parque, cuya superficie ronda las 71.000 Ha, se puede visitar, en base a las reglamentaciones que lo rigen, tanto para paseos como para trekings y ascensiones.


Pero fue en el año 1883, mucho antes que el parque existiera, cuando se hizo el primer intento de ascensión al Aconcagua, lográndose la primera coronación de cumbre, por parte de Matías Zurbriggen, recién en enero de 1897. Posteriormente y desde el comienzo del nuevo siglo se suceden varias expediciones. Primeramente con lapsos de años entre una y otra. Luego año tras año. Y a medida que el tiempo pasaba la cantidad de expediciones y la cantidad de sus integrantes se fue incrementando en forma notoria.



Así desde esas iniciales ascensiones, llegamos hasta la temporada de Noviembre 1990 a Marzo de 1991 en que ingresaron al parque Aconcagua 1.243 visitantes. Con ellas también ingresaban personas que querían subir y bajar con bicicletas, motos, alas delta, parapentes, con perros, niños y un sinfín de cosas más imposibles de detallar.




En la Comisión de Ecología de la entonces UPAM –Unión Panamericana de Asociaciones de Montañismo- habíamos considerado en una reunión general la situación de la basura existente en las zonas de montaña, y tomamos al Aconcagua como símbolo.



Durante casi 100 años y desde la primera ascensión hasta la última realizada, se habían depositado en sus senderos. laderas y campamentos varias toneladas de basura, la que alcanzaba preocupantes niveles de acumulación.




Lamentablemente y garantizado por la falta de controles, tanto los montañistas extranjeros –que no guardaban los hábitos de limpieza de los que hacen gala en su país de origen- como los locales que tampoco nos caracterizábamos por dar ejemplo, el problema se agravaba constantemente.




Aparte había que considerar el incremento año a año de visitantes interesados en ascender esta cumbre y no tan sólo en el aspecto de la mayor cantidad de basura que se produciría, sino en el de las futuras actitudes de los montañistas hacia el ecosistema.






Por todo ello se resolvió realizar una expedición de limpieza en la temporada del año siguiente. Se planificó el proyecto y se cursaron invitaciones a todas las federaciones de montañismo del continente. Todos sabíamos el trabajo que ello representaba, ya que aparte de estar diseminada por kilómetros, la basura no se podría enterrar ni quemar.





En enero de 1991, y luego de la asistencia a un congreso de ecología que se realizó en Penitentes, partió hacia la montaña un entusiasta grupo de 120 andinistas provenientes de diversos países de América, con un objetivo claro y definido: limpiar el Aconcagua.



Se recolectaron y embolsaron, durante varios días, 9 toneladas y media de basura a través de todo el parque y hasta Berlín, que posteriormente bajaron prestadores de servicios, arrieros y helicópteros hasta Horcones para ser trasladadas después a un basurero público.







Estos montañistas, de diversas edades y procedencias, que fueron invitados para trabajar sin retribución alguna, limpiaron una montaña que ellos no habían ensuciado




y que no estaba en la mayoría de los casos en su país.




Demostraron que cuando aparecen objetivos dignos y valiosos hay siempre gente dispuesta a cumplirlos.



El único afán que los impulsó fue la satisfacción de realizarlos sabiendo que dejaban un rédito para el planeta.


Jaime Suárez


Comisión Ecología UPAME 1990/2000


jaime suarez









Aconcagua; colocación de la basura en bolsas, durante la limpieza





Con posterioridad a esta campaña se aplicaron políticas para el control de residuos, y actualmente a cada persona que ingresa se le informa el sistema de limpieza y las normas del parque, entregándosele una bolsa numerada para la evacuación de residuos, que deben devolver a su regreso. Este año (1999) se rondó las 4.000 personas ingresadas y se bajaron más de 2.000 bolsas de basura.

Listado de personas que participaron el el Congreso de Ecología de Penitentes y con posterioridad al mismo encararon, junto con muchos voluntarios anónimos, la campaña de limpiar el Aconcagua










jaime suarez